Por favor, no me hagas una casa de Arquitecto!!!

Esta mañana pasé por el Colegio de Arquitectos y me encontré con una exposición de premios de arquitectura. Entre otros, estuve observando el premio a la vivienda unifamiliar. A mí me pareció maravillosa. Y transcribo literalmente las razones por las que al jurado también:

“Los tránsitos entre zonas de acceso, la continuidad espacial interior, la sugerente instalación de cocina central encapsulada, las miradas cruzadas perpendiculares a través de diferentes ámbitos y la maestría constructiva de los elementos que la conforman hacen de esta construcción una residencia ejemplar que, por atemporal, no solo resistirá a las inclemencias climáticas del lugar, sino que dejaremos de saber o pensar su fecha de construcción.”

Mientras observaba sus espacios, me vino a la mente aquella frase que tantas veces he escuchado:
“Por favor, no me haga una casa de arquitecto.”

¿Por qué?

Cualquier persona neófita observa un desfile de moda y piensa que jamás se pondría nada de lo mostrado. O visita un museo y, al contemplar un cuadro de Picasso, cree que su hijo pequeño dibuja mejor. O mira una escultura moderna y apenas esboza una sonrisa.

Podríamos decir que el objetivo de ese desfile es explorar tendencias, experimentar con nuevos tejidos, colores o ideas sostenibles. Que la pintura o la escultura buscan ahondar en el pensamiento humano, igual que la arquitectura. Y sí: los arquitectos debemos mantener siempre esa mirada abierta y vanguardista.

Lo hemos estudiado hasta la saciedad en las Escuelas de Arquitectura, donde hemos leído a los grandes maestros que transformaron la disciplina conforme cambiaba el mundo que los rodeaba. Pero de esa formación surge también lo que yo llamo nuestra “deformación profesional.”

Y aquí es donde creo que hay que detenerse.

Le Corbusier, posiblemente el arquitecto más influyente del siglo XX, fue demandado por la familia para la que diseñó la famosa Villa Savoye. Y no solo por problemas constructivos.

¿Puede cualquier familia vivir en la Casa Farnsworth de Mies van der Rohe?

Yo creo firmemente que la arquitectura debe estar a la vanguardia del pensamiento, de la sociedad y de la cultura. Pero sin olvidar que construimos para personas reales, no para una élite minoritaria.
Y esto cobra aún más sentido en el ámbito doméstico: ese lugar donde descansamos, criamos a nuestros hijos y necesitamos sentirnos arropados, seguros… en casa.

Casa Farnsworth
Casa Farnsworth

No es lo mismo vivir en la Casa Farnsworth que visitar el Pabellón de Barcelona del mismo autor. Diseñar una vivienda no es igual que diseñar un pabellón o una sala de exposiciones. En estos últimos, la sorpresa, la innovación o la tecnología tienen sentido en una experiencia breve. Pero una vivienda es algo distinto.

La casa es reflejo de nuestra cultura y de nuestros instintos más profundos de morada; es donde nos reencontramos con nosotros mismos.

Por eso, echo de menos una reflexión más profunda, una valoración —e incluso una reivindicación— de otras cuestiones que son esenciales al diseñar una vivienda, más allá de los criterios a los que estamos acostumbrados.

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